Los rituales son importantes no solo para crear una rutina, sino porque pueden convertirse en ese pequeño momento de dedicación personal. Esos minutos en los que puedes relajarte y conectar contigo. Ese instante que es solo por y para ti.
- Paso 1: Limpia tu rostro y cuello con mimo y seca tu piel con cuidado. Apoya la toalla sobre tu rostro y da leves palmaditas sobre la misma para ejercer una leve presión y conseguir secar la piel del todo. Esta técnica es muy útil para no llevarnos algunos componentes fundamentales de la piel y para no acelerar o acentuar las líneas de expresión.
- Paso 2: Mírate al espejo e inhala y exhala profundamente.